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jueves, 16 de octubre de 2008

Terapeando!

No es un rap y menos un canción que se escucharán muy pronto por algún reggaetonero conocido, es terapeando una nueva forma de hacer terapia.






Hoy es mi segunda visita al colegio de niños especiales, Juan Pablo II, ubicado en la Av. La Molina- La Molina; la verdad es que me siento súper nerviosa y no es por el alumnado, sino por los terapeutas, pues muchos de ellos se sienten como extraños ante uno por el sólo hecho de filmarlos o simplemente cuestionarlos, por lo menos ese es el caso de uno de los que realiza terapia física.´














Los minutos con los chicos pasan bastante rápido, tanto que sin darme cuenta ya había pasado la hora del recreo y sólo quedaba una terapia por ver. Sé y puedo confirmar que todas las terapias que se realizan tienen su lado bueno y lado malo, pero todas llevan a la cura, quizá no total, pero por lo menos de ánimo sí. Ya me habían hablado que una de las mejores terapias para calmar los nervios en los niños era la de baile y música, ahora les explico porqué.










Todos los chicos salieron de sus aulas correspondientes porque era la hora de sacar las penas afuera y entraron al aula de música, allí los esperaban dos terapeutas especialistas en sonidos, ambas tenían instrumentos musicales, como la pandereta y el infaltable de todas las fiestas más toneras, el cajón, mientras ellas les daban la bienvenida a los chicos, yo iba sacando mi cámara y ayudando con la terapia, pues esta consistía en sentar a todos los pequeños en círculo y hacerlos participar de a dos para que no se intimiden, los primeros en llamar siempre son los más inquietos del grupo y estos fueron Diego y Sandra, ambos sufren de diversos males, uno de ellos de parálisis cerebral, a simple vista son chicos normales, pero tienen sus deficiencias.








Para ellos ser niños especiales no es ningún impedimento para demostrar sus dotes artísticos, pues al oír el cajón y la pandereta al son del Jipi jay de Pepe Vasquez, estos comienzan a bailar como en carrera, Sandra quien tienen parálisis cerebral no puede mantener el equilibrio y lamentablemente cae continuamente al piso por no poder sostenerse, y saben qué es lo que me enseñaron sus caídas, fue a levantarme, pues Sandra teniendo la enfermedad que tiene supo levantarse más de una vez para continuar con la fiesta y demostrarle a sus compañeritos más pequeños que todo en esta vida se puede.










La verdad que cada viernes que se vive en esta institución es para contarla una y otra vez porque cada uno de los chicos siempre tiene algo nuevo que enseñar, algo nuevo que compartir. Y es así que cada uno de los chicos sentados quería salir a bailar, muchos se entusiasmaron en el momento que tomaba las fotos, otros lloraban, pero si algo me enseñaron fue a ser más sincera; ya que aunque no los podamos oír con claridad sus actos y gestos lo demuestran todo, el cariño y la confianza para que entres a tu mundo es única, pues todos no se familiarizan con rapidez.










De un tiempo acá comprendí a valorar más a esos niños, tengo un sobrino que sufre de hidrocefalia, no ve, no camina y no habla, pero por una sonrisa que sin querer le arrancamos damos la vida, y es por ello que mediante este tema trato de hacer comprender a las personas que todavía tenemos una segunda oportunidad, así como ellos que caen y se levantan, también lo podemos hacer nosotros, pues sus vidas son unas enseñanzas para toda la vida.




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